Y me vuelvo

Oigo sus pasos y los sigo sin cuestión
sin pensar a dónde me dirigen
creo incluso oír su respiración agitada
y me vuelvo
entonces se inicia la tormenta
que ioniza el espacio
ciega mi voz y seca mi aliento
acelera el ritmo de mi verso
hasta inundar lo que cabe en mis resquicios
y dejarme desarmada y agotada
sin fuerza para volver a comenzar
a avanzar y saltar precipicios
y me vuelvo
pero he dejado de oír.

Me hiere el silencio y el vacío
del comienzo de otro día.

Mi tierra es seca y callada

Mi tierra es seca y callada
a la hora en que el sol hace brillar los campos dorados
en pleno mes de estío
se ve la línea del horizonte a lo lejos del mar de tierra cultivada
los habitantes, sean pájaros, sean insectos, sean hombres
se ocultan en el frescor de la sombra
es la hora de la siesta
de los amoríos prohibidos
de los sueños precipitados sin final.

Mi tierra esconde el agua en sus entrañas
no la quiere mostrar
la abraza en su seno y cuida su viaje en las sombras
fresca y limpia, tímida y preciosa
tan escasa y querida por sus gentes
gargantas secas ansiando el elixir
gentes de pocas palabras
solo las precisas
para no derrochar
para preservar la vida de su tierra.

Veo...

Veo tus lágrimas de lava descender
arrasando el cuero de tu rostro
ya habituado a la contención tras la dureza
aguantando sin decir
sin gritar
sin estallar
la saliva que mana y tapona los poros
y el sonido de la voz entumecida
cardenales guardados de miradas negras
bajo un velo bordado de cánticos al viento.

Veo tus labios cosidos con espinos
protegiendo el hogar abrazado en la noche
con las armas del miedo cargadas en la mano
tratando de evitar que venga el día
y se repitan los rituales de posesiones demoniacas
al lado de quien fue el amado inocente
de los años de barro.

Veo un águila volar
con la fuerza del huracán
atravesando nuevos cielos
dejando atrás los rayos y tormentas
respirando un ansia infinita de progreso.

Veo...

Silencio Negro

Un lunes entre tantos
desperezando el nuevo día
con bostezos de insomnio
que desdibujan el camino
arrastrándonos al quehacer
en la fábrica

Todos aprietan el paso
nadie mira
cierran el corazón y la razón
guardando silencio negro

Ella mientras está gritando
y pide ayuda en soledad
entre tantos desconocidos
que la ignoran

El se aprovecha del amanecer
de las prisas y las sombras
del anonimato de la ciudad
gran hormiguero

Y la destruye con sus manos
en menos de un minuto

Todos se apresuran a coger el metro
sin mirar
un lunes más.